[Opinión] La bicicleta: más que un medio de transporte

La bicicleta: más que un medio de transporte

La bicicleta, más conocida como bici, es un vehículo de transporte personal de propulsión humana, la cual utiliza la fuerza muscular de las extremidades inferiores, para mover al ciclista.

Desde el 3 de junio del año 2018, se conmemora el Día mundial de la Bicicleta, por un decreto de la Organización de las Naciones Unidas. El objetivo de conmemorar esta fecha es darle más protagonismo a este medio de transporte que no solo ayuda en la salud física de quienes la usan, si no también al aporte que hace en relación con la crisis mundial de contaminación y cambio climático.

La bicicleta fue el resultado de varios intentos fallidos para inventar un vehículo innovador el cual apareció a mediados del siglo XIX. En Alemania el primer modelo estaba hecho de madera, pero para ponerla en marcha se debía empujar con los pies. Fue hasta el año 1860, en Francia, cuando a los hermanos Michaux, se le ocurrió colocar pedales delanteros, lo que sirvió para dar el primer paso a la bicicleta actual.

Con distintas motivaciones, como una vida más saludable, promoción del ejercicio, desplazamientos más fluidos, conciencia ecológica, economía y otros, las personas están prefiriendo más este medio de transporte, teniendo como beneficio la disminución de los niveles de estrés, aumentar las endorfinas, prevenir enfermedades cardiovasculares, disminución de la presión arterial y fortalecer el sistema inmunológico, entre otros. 

Por otra parte, la bicicleta no consume gasolina, no contamina y no hace ruido, es un transporte eco amigable, que al utilizarlo se ahorran cerca de 2,5 kilogramos de CO2 por cada litro que consume un automóvil. Además, al ahorrar espacio, el tráfico en la ciudad también disminuye e incluso mejora la movilidad urbana.

La ergonomía por su parte propone algunos consejos que se deben considerar al utilizar la bicicleta, la que se puede hallar en variados tipos, modelos y tamaños para cumplir con distintas actividades.

Las adecuaciones personales son las que necesitamos conocer para un uso confortable y seguro, de manera de tener una distribución adecuada de la fuerza, mejorar la eficiencia mecánica y evitar la sobrecarga de las articulaciones. La primera medida es seleccionar una bicicleta adecuada al tamaño corporal, de manera que permita una adaptación y sostén de los tres puntos fundamentales de apoyo, la región isquiática (asiento), manos (manubrio) y pies (pedales).

Otro punto para considerar es la altura del sillín, este debe corresponder a la altura de la extremidad inferior desde el pie hasta la cresta iliaca (cadera) y se mide colocando la bicicleta al costado del cuerpo y equiparando el sillín con el punto antes mencionado. Esta adecuación permite que, al pedalear la extremidad inferior alcance un grado óptimo de flexión y extensión en todo el recorrido, evitando así la sobrecarga de las articulaciones.

Al subirnos a la bicicleta, los antebrazos deben quedar levemente flexionados, no extendidos completamente lo que permitirá disipar la carga y que esta no se transmita al resto de la extremidad superior.

Respecto al sillín, considerar también la confortabilidad. Una adecuada altura y relación entre el sillín y el manubrio evita la sobrecarga sobre los hombros y la espalda.

Para hacer un uso responsable de la bicicleta es recomendado siempre utilizar casco, luces, reflectante en bicicleta o ropa, circular por ciclovías, respetar las normas de tránsito y espacios para peatones. En el caso de los conductores de vehículos a motor, mantener una distancia de seguridad, de al menos 1,5 metros.

Sin duda, la bicicleta es un medio de transporte sostenible, asequible, limpio y ecológico que beneficia a la salud y contribuye a la gestión ambiental.

 

Katherine Rozas Pardo
Profesora de Educación Física - Magister en Educación Física

Centro de Vida Saludable
Universidad de Concepción

 

 


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